La ética del gran arte de sanar.
El terapeuta Bach y la castidad personal.
Terapeuta Floral
La ética del gran arte de sanar. El terapeuta Bach y la castidad personal. ¿Qué son las glosas de Edward Bach? Virtudes, para ilustrar la ética del gran Arte de Sanar.
Bach hilvanó un método en el que cinceladas piezas – los arquetipos florales – enuncian estos principios fundamentales a los que Bert Hellinger llama: los órdenes del amor.
¿Qué son las glosas de Edward Bach?
Virtudes
Para ilustrar la ética del gran arte de sanar como la denomina textualmente Bach, quizás la mejor figura sea la de los Doce Caballeros del Rey Arturo, alguna vez asentados en el País de Gales, numéricamente iguales a los Apóstoles que se sentarían en la Ultima Cena y también a los signos del Zodíaco.
Hay una segunda coincidencia entre los apóstoles, los caballeros y los signos del zodíaco, su diversidad apunta a señalar que de entre los doce ninguno es mejor que otro, todos están a igual distancia de la misma mesa sin bordes, una tabla redonda.
También el método de sanación por las flores de Bach se centra en evitar toda distribución moral o autoritaria entre un estado de salud y otro. Por eso los 38 arquetipos no tienen un orden jerárquico. Hay entre ellos correlaciones autárquicas de un estado de transición a otro posible.
Así como no hay jerarquía entre los estados transicionales con que Bach describe la salud tampoco es posible la idea de un Terapeuta Bach que se erija como una autoridad académica imparcial pensando que puede juzgar los 38 estados negativos como algo que le es “ajeno”. Para ilustrar esto volveremos a la misma figura.
Lo que daba derecho a sentarse en la Tabla Redonda del Rey Arturo era el voto de castidad personal que hacía cada caballero. Una promesa que los comprometía a transitar un camino de trabajo sobre su propia salud física síquica emocional mediante el ejercicio casto medido de ciertas virtudes, diferentes para cada uno de los doce. La antigua castidad – a la que Bach llama Caridad – desvanecía los miedos, las incertidumbres, la preocupación, por medio del gran arte de cultivar las experiencias personales de los estados de éxtasis cuya síntesis propendía al estado de plenitud.
Para esta cosmogonía, cuyo espíritu renace en el siglo XX en la obra de Edward Bach, el quid está puesto en esta resistencia abierta a lo impersonal, lo racional, lo objetivo que en lugar de un arte ético genera actitudes morales y autoritarias.
El que tiene derecho a sentarse en la mesa de los terapeutas Bach es aquel que cura porque de él deviene un tipo de poder por el cual establece con sus colegas y pacientes hermandades transitorias a medida que va teniendo la oportunidad de templarse y perfeccionarse atravesando el mismo los estados negativos. El gran arte de sanar solo se adquiere junto con la sanación personal.
Bach cifró la tarea de sanar en relación con la medida proporcionada que debía guardar la caridad con los demás respecto a la caridad consigo mismo.
El terapeuta Bach debe cultivar su propia sanación, esta es su arma más esencial. Por eso ofrecemos esta descripción del Terapeuta Bach, en dos posters diferentes. En uno los estados negativos o defectos y en otro los estados positivos o virtudes que debe reconocer cada terapeuta en él mismo para poder guiar a otro a reconocerse.
Curso impartido por la Psicóloga y Terapeuta